El Internet de las Cosas está revolucionando la forma de relacionarnos, no solo entre nosotros, sino también con nuestro entorno. Según previsiones de la Fundación Telefónica, en 2020 habrá más de 50.000 millones de dispositivos conectados a internet, y esta hiperconectividad no es ajena al sector de la edificación, tanto de obra nueva como de rehabilitación de edificios.

Las grandes compañías tecnológicas están ampliando su mercado con la compra de empresas relacionadas con el sector de la construcción y la domótica. Hace décadas que se trabaja con la domótica, pero con la llegada de los dispositivos inteligentes y el Big Data, la conexión entre los diferentes aparatos electrónicos y la vivienda es posible sin la presencia in situ de la persona.

Big data para rehabilitación de edificios

Este gran volumen de datos supone una oportunidad para hacer más confortables los edificios y mejorar la gestión de los recursos. En un futuro no muy lejano, serán los propios elementos de la casa como las ventanas o sensores instalados en nuestra ropa los que envíen datos al sistema de gestión energética que podrá regular automáticamente la climatización según las necesidades.

Gracias a los dispositivos inteligentes como smartphones o smartwatch, la vivienda es capaz de predecir los comportamientos del propietario y regular la climatización según presencia y clima. Aspectos especialmente interesantes en la rehabilitación y mejoras de edificios ya existentes.

El Big Data aplicado a la edificación y rehabilitación de edificios permite mejorar el conocimiento sobre el estado del parque edificado actual y su comportamiento frente a diferentes casuísticas, lo que se podría traducir en estudios científicos más precisos y exhaustivos sobre materiales y edificación.

Pero la principal oportunidad que ofrece el Internet de las Cosas es la rehabilitación de edificios para hacerlos más eficientes ya que la interactividad con el usuario permite adaptar el consumo energético a las necesidades de cada vivienda, lo que se traduce en una reducción considerable de la demanda de recursos.

Además, para convertir una vivienda en inteligente ya no es necesario hacer una gran inversión en una instalación domótica, basta con instalar progresivamente gadgets (como Knocki) o dispositivos inteligentes que se conecten a un smartphone.